
Alimentarse bien para vivir mejor: claves nutricionales para un envejecimiento saludable
A lo largo de nuestra vida, la alimentación ha sido mucho más que una necesidad: es una fuente de energía y conexión social. Comer bien no solo nos nutre, también nos cuida, nos da placer y puede ayudarnos a vivir mejor.
Nunca es tarde para empezar a cuidarse. Cualquier momento es bueno para prestar atención a nuestra alimentación y adoptar pequeños cambios que nos acerquen al bienestar. Aprender a comer de forma equilibrada es una herramienta poderosa en cualquier etapa de la vida.
A veces, podemos tener una alimentación poco variada o insuficiente, con el riesgo de no cubrir nuestras necesidades. Por eso, más allá de cuánto comemos, es fundamental prestar atención a la calidad y el equilibrio de las comidas. Alimentarnos bien significa elegir alimentos que realmente nos nutran y se adapten a nuestras capacidades y necesidades.
Aquí entra en juego una idea clave: el músculo es vida. Conservar el músculo es fundamental para mantenernos activos, fuertes y capaces de seguir haciendo lo que nos gusta. Para lograrlo, necesitamos dos pilares: una alimentación adecuada y movimiento diario. El ejercicio, especialmente el de fuerza, es el mejor complemento de una buena dieta. Esa combinación no solo cuida el cuerpo, también impulsa el bienestar emocional y la calidad del día a día.
Y, por último, la educación nutricional es clave: conocer qué alimentos necesitamos, cómo combinarlos y cómo adaptarlos a cada etapa de la vida nos permite tomar decisiones conscientes y saludables.
A modo síntesis, nos gustaría compartir una serie de recomendaciones básicas que pueden ayudar a promover una alimentación más equilibrada y adaptada a esta etapa de la vida. Este pequeño decálogo puede ser un buen punto de partida:
10 claves para una mejor nutrición en personas mayores
- Lo más importante es aprender a comer bien: Conocer los grupos de alimentos adecuados y cómo combinarlos según nuestras necesidades. A partir de ahí, alimentarse puede y debe seguir siendo un placer.
- Planifica un menú variado y equilibrado: La dieta mediterránea es una excelente base para asegurar variedad, equilibrio y sabor en las comidas diarias.
- Que tus comidas te aporten más que nutrientes: Haz que sean momentos de tranquilidad, disfrute, conexión y bienestar. Comer puede ser una oportunidad para desconectar, socializar o simplemente cuidar de ti misma.
- Cocina rico: Potenciar los sabores con especias y hierbas como el perejil, el tomillo, el romero o el orégano puede ayudarte a mantener el interés por la comida.
- Enriquece tus platos: Añadir ingredientes como leche en polvo, frutos secos molidos, queso rallado o aceite de oliva ayuda a aumentar el valor nutricional de las comidas sin aumentar su volumen.
- Cuidar la textura de los alimentos: Adaptar la textura de los alimentos (triturados, blandos, fáciles de masticar) favorece una alimentación segura y placentera.
- Las proteínas son tus aliadas: Consumir suficientes proteínas (carnes magras, pescados, huevos, legumbres, lácteos…) es fundamental para conservar la musculatura.
- Muévete, el ejercicio también alimenta: Intenta moverte cada día y, si puedes, haz ejercicios específicos de fuerza 2 o 3 veces por semana. Sentirse ágil también alimenta el ánimo y ayuda a mantener la musculatura y a prevenir caídas. Es tan importante como lo que comemos.
- Bebe agua, aunque no tengas sed: Es importante beber agua de forma regular. Una buena estrategia es tener siempre una botella a mano durante el día para facilitar el consumo necesario.
- Observa señales de desnutrición: La pérdida de peso no intencionada, el cansancio, la debilidad o la disminución del apetito pueden ser señales de alarma. En estos casos, es fundamental consultar con profesionales de la salud.
Si queréis profundizar en otros aspectos sobre la nutrición, os invitamos a inscribiros en el curso “Claves de la alimentación: recomendaciones nutricionales para personas mayores” que ofrecemos desde Matia Eskola. En él podréis encontrar herramientas prácticas como cómo crear un menú equilibrado basado en la dieta mediterránea, técnicas para enriquecer comidas, cómo preparar batidos caseros y, además, una calculadora de proteínas para personalizar la dieta según vuestras necesidades.
Como decía Hipócrates: “Que tu medicina sea tu alimento, y el alimento tu medicina”. Una frase milenaria que sigue hoy más vigente que nunca.

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