
APRENDIZAJES DEL PROCESO DE EVALUACIÓN Y DISEÑO DEL PLAN MADRID, CIUDAD AMIGABLE PARA LAS PERSONAS MAYORES
Ha concluido el proyecto de Evaluación y Diseño del nuevo Plan de Amigabilidad para la Ciudad de Madrid para el periodo 2025-2027. Este proceso se inició hace un año con diferentes actividades y reuniones en las que se trabajó conjuntamente con la Comisión Técnica Extendida (CTE), formada por profesionales de diferentes Direcciones Generales y Organismos Autónomos del Ayuntamiento y miembros del Consejo Sectorial de Personas Mayores de la Ciudad de Madrid, con el acompañamiento de Matia Instituto. La metodología empleada recogió las recomendaciones que propone la Organización Mundial de la Salud y se hizo énfasis en la creación conjunta de acciones que mejor se adapten a las necesidades de las personas mayores y generen el mayor impacto.
Concluir esta etapa nos invita a reflexionar sobre el trabajo realizado, aquello que se quiere seguir haciendo y recoger los aprendizajes que nos deja este proceso.
Aprendizajes que nos deja este proceso
En primer lugar, se comprueba una vez más que los procesos cíclicos en los que se evalúan acciones y se rediseñan estrategias ayudan a detenerse a analizar lo que se está haciendo, recoger las buenas prácticas y reorientar aquello que no está generando el impacto deseado. Para lograrlo, un elemento clave en estos procesos es contar con acciones, objetivos claramente definidos e indicadores adecuados que ayuden a ver si se han logrado, o no, estos objetivos. Es prioritario incluir entre estos indicadores la voz de las personas mayores, quienes son, finalmente, las beneficiaras directas o indirectas de las acciones. En el caso del Plan de Amigabilidad de Madrid, se ha hecho especial énfasis en recoger su percepción sobre la satisfacción de los servicios que se les ofrece, así como promover su participación en las acciones, no sólo como beneficiarias, sino también como personas que participan en la toma de decisiones de las mismas, ya sea en su formulación, diseño, implementación y/o evaluación.
En este sentido, un segundo aprendizaje que se recoge es la importancia de promover la participación de las personas mayores en todo el proceso de evaluación y diseño del Plan, generando todas las condiciones necesarias para que esto sea posible. Un Plan para las personas mayores sin su participación pierde sentido. Se trata de generar mecanismos de comunicación, colaboración y trabajo en conjunto para facilitar esta participación en su evaluación, diseño e implementación. El Ayuntamiento de Madrid cuenta con un Consejo Sectorial de Personas Mayores que no pudo participar en la evaluación, al no estar configurado en ese momento, pero sí ha podido aportar en el diseño del nuevo Plan. Como aprendizaje es importante tener en cuenta los plazos y diferentes procesos formales de las estructuras necesarias para su participación.
Un tercer aprendizaje es la importancia de fortalecer el trabajo en red de cada una de las áreas vinculadas con el plan, que en el caso del Ayuntamiento de Madrid son todas las Áreas de Gobierno. La coordinación, comunicación y trabajo colaborativo genera sinergias que repercuten en acciones con mayor impacto para las personas mayores. Esto lo hemos podido constatar en los diálogos y reflexiones que se recogieron en cada una de las sesiones con la CTE, donde se compartían los avances y retos, así como las necesidades que se recogían desde las Direcciones Generales y el Consejo Sectorial de Personas Mayores de la Ciudad de Madrid.
Por último, se ha visto la importancia de difundir y comunicar el Plan. Esta actividad es relevante a lo largo de todas las etapas, no sólo cuando el Plan ya está listo para ejecutarse. Por ello, mes a mes se ha ido publicando en redes sociales los avances realizados en todo el proceso desde Matia Instituto en colaboración con el Ayuntamiento de Madrid. Una segunda etapa empieza con la aprobación del Plan, difundiéndolo a toda la población, de manera especial a las personas mayores, a los Centros Municipales de Mayores de cada distrito y barrio, así como a todas las personas, que de alguna manera están directamente implicadas con las acciones, para que el Plan se lleve a cabo y se cumplan sus objetivos. Adicionalmente, la comunicación y difusión del Plan impacta directamente en la sociedad, contribuyendo a un cambio cultural en la mirada a las personas mayores, una mirada que pone en valor el aporte de las personas mayores a la sociedad y su derecho a participar en todos los aspectos de la vida en la ciudad.
Este proceso que ha concluido es un paso más en el camino de la mejora continua. Los aprendizajes recogidos impulsan a seguir avanzando en amigabilidad, difundiendo buenas prácticas, aprendiendo de otras ciudades amigables con las personas mayores y fomentando una cultura que pone en valor a todas las personas, independientemente de su edad.
NOTAS ADICIONALES
Madrid, es una de las más de 1700 ciudades en el mundo que forma parte de la Red Mundial de Ciudades y Comunidades Amigables con las Personas Mayores de la OMS. Además, es una de las ciudades con mayor esperanza de vida en Europa y el mundo. En promedio, una persona vive en Madrid 86,1 años según el informe de la Oficina Estadística (Eurostat)


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