Uno de los principales retos de los actuales sistemas social y sanitario es la atención a una población cada vez más envejecida. Se calcula que, en nuestro contexto próximo, el número de personas de más de 65 años se duplicará en los próximos años. A pesar del envejecimiento y las situaciones de fragilidad que pueden aparecer con el paso del tiempo, las personas no deberíamos renunciar a la posibilidad de continuar autogobernándonos con los soportes necesarios.